El ciclo de la vida de las plantas, las mareas y el biorritmo animal son fenómenos estrechamente ligados con las cuatro fases de la luna.
    De hecho, si prestamos atención a nuestros estados de ánimo y a nuestra vitalidad, podremos percibir que los cambios de la Luna influyen poderosamente en nuestro comportamiento. Tal vez por eso la magia también ha estado siempre ligada a la energía lunar, ya que las hechiceras consideraban que el poder de la Luna influye en el destino humano, si es que sabemos invocarlo y utilizarlo correctamente. Ahora bien, así como el Sol ha sido considerado siempre como una energía masculina, que gobierna la actividad y pensamiento intelectual, la Luna se considera femenina, por conectarse con el campo de la intuición y el mundo de los afectos. Debido a ello, muchos hechizos de amor tienen en cuenta las fases de la Luna, ya que en cada una de estas fases se llevan a cabo distintas ceremonias con una finalidad específica. Los de Luna Nueva son buenos cuando una relación se inicia, los de Creciente cuando una situación  se está desarrollando, los de Luna Llena se vinculan con la búsqueda de plenitud amorosa y sexual, mientras que los rituales de Luna Menguante son mejores para aliviar penas de amor y llevar a cabo cortes de lazos.
 
 

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